1. Denominaciones de origen
El jamón ibérico se clasifica según la zona geográfica donde se produce. Las principales denominaciones de origen incluyen Jabugo, Dehesa de Extremadura, Guijuelo y Los Pedroches. Cada región aporta características únicas al sabor y textura del jamón.
2. Tipos de alimentación
El tipo de alimentación del cerdo marca una gran diferencia:
– Bellota: Los cerdos se alimentan de bellotas durante la montanera, lo que da como resultado un jamón más sabroso y jugoso.
– Cebo de campo: Los animales son criados en semi-libertad y consumen pasto y pienso.
– Cebo: Cerdos criados en granjas con alimentación a base de piensos.
3. Etiquetas de colores
El etiquetado es clave para entender la calidad del jamón:
– Negra: Jamón 100% ibérico de bellota.
– Roja: Jamón ibérico de bellota, con mezcla de razas.
– Verde: Jamón ibérico de cebo de campo.
– Blanca: Jamón ibérico de cebo.
4. Curación
El proceso de curación es crucial. Un buen jamón ibérico se cura entre 24 y 36 meses en condiciones controladas que favorecen el desarrollo de su aroma y sabor característico.
