1. Crianza en la dehesa
Los cerdos ibéricos crecen en libertad, alimentándose de bellotas durante la montanera, lo que aporta sabor y una grasa saludable.
2. Salazón y secado
Las patas se cubren con sal marina para conservarlas y potenciar su sabor. Luego, secan en secaderos naturales, donde el clima ayuda a desarrollar sus aromas.
3. Curación en bodega
En bodegas de temperatura y humedad controladas, el jamón madura lentamente entre 2 y 4 años, adquiriendo su textura, aroma y sabor inconfundibles.
4. Clasificación y degustación
El etiquetado garantiza la calidad, desde el ibérico de bellota (etiqueta negra) hasta el de cebo (etiqueta blanca). Para disfrutarlo, corta lonchas finas, sírvelo a temperatura ambiente.
